Escuelas vocacionales en RD

Por: María Hernández

Es motivador observar la cantidad de jóvenes de ambos sexos que optan por escoger cursos de corta duración en las escuelas vocacionales que funcionan en diferentes zonas de nuestro país desde hace décadas.

Se nota la integración de hombres y mujeres a estudiar distintas áreas prácticas del saber y para lo que no se necesitan grandes conocimientos teóricos.

Es diverso el universo de profesionales que comparten sus habilidades intelectuales con las prácticas y en las que lo único que se les pide a los estudiantes es un documento de identidad y electoral y el deseo de aprender una modalidad diferente a la que conocen.

Sin embargo, la desesperanza se adueña de muchos estudiantes de las escuelas vocacionales cuando se inscriben en los cursos y los maestros les comienzan a solicitar los equipos y herramientas que utilizarán en cada clase y no cuentan con los recursos económicos para desarrollar cada temática asignada.

El Estado, a través del Ministerio de Educación, debería proporcionar además del personal capacitado que posee destinar un presupuesto para que cada una de las escuelas vocacionales que existen en nuestro país suplan de equipos a cada uno de los estudiantes, sobre todo a los de mayores necesidades económicas y que no pueden comprar los utensilios, ingredientes y otros elementos que utilizan en los cursos que realizan.

Se recuerda, recientemente, la narración de una joven de La Zurza, que se inscribió para aprender un curso de corte y estilo y cuando le dijeron el precio de casi mil pesos de un maniquí con cabello no asistía a las clases hasta que una de las estudiantes le compró ese elemento tan indispensable en el curso seleccionado.

También, hay otros que se deciden por hotelería y turismo que es una disciplina cara y muchos estudiantes lo dejan a mitad del curso cuando comienzan a exigir los equipos indispensables para el buen desarrollo de esta hermosa e importante actividad.

Cada escuela vocacional debe contar con impresoras, hornos y estufas industriales para los que reciben el curso de panadería y repostería, máquinas de coser, así como secadores de pelo, lavadores de pelo, mesas para corte, entre otras facilidades como las que poseen las escuelas del Instituto para la Formación Técnico Profesional (Infotep), María Trinidad Sánchez y Concepción Bona y otras como las del Ministerio de Defensa en la capital. En la actualidad esta institución posee veinte y tres centros ubicados en diferentes provincias.

Tanto las Fuerzas Armadas como la Policía Nacional tienen Escuelas Vocacionales en Santo Domingo, Barahona, Baní, La Romana, San Pedro de Macorís, Miches, Pimentel, Nagua, Las Matas de Farfán, Duvergé, San Juan de la Maguana, Jimaní, Elías Piña, San José de Ocoa, La Ciénaga, Cárcel de la Victoria, Los Pajones, Castillo, San Cristóbal, Arroyo Cano y otras, como lo explica la Dirección General de Escuelas Vocacionales en su portal digev.mil.do.

De acuerdo a la misma fuente, fue el 10 de mayo del año 1966, cuando el presidente provisional Dr. Héctor García Godoy, promulgó la ley No.205 que creó la Escuela Vocacional de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. Luego, a partir del año 1968, la docencia, que en ese tiempo era exclusiva para militares y policías, se extendió a la clase civil mediante becas gratuitas.

Antes de esa fecha, en el gobierno de siete meses del Profesor Juan Bosch, en 1963, se inició el envío de profesionales al exterior a especializarse en diferentes áreas como el maestro Mike Mercedes quien se especializó en el arte de la cocina, Freddy Beras Goico en producción de televisión, Eduardo Selman, en arquitectura, Fradique Lizardo en cultura, expertos en el área agropecuaria, entre otros. Fue una práctica que siguieron los gobiernos de la organización creada por el líder político y literario.

Sin embargo, las escuelas vocacionales pueden ser una gran salida para los jóvenes que terminan sus estudios secundarios y no tienen perspectivas de realizar una carrera en el momento por lo que se enfrían y llegan a perder hasta dos años después que se gradúan en los liceos para poder escoger una carrera universitaria.

Las instituciones que tienen a cargo escuelas vocacionales deben enviar personal especializado a los sectores más pobres de nuestro país para ofrecer una oportunidad a las personas, independientemente de su edad, para que puedan prepararse en un oficio que luego les permitirá convertirse en emprendedores y ejecutar su propio negocio.